La fiesta del Corpus Christi, el Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, celebra cómo el Cuerpo de Jesús forma un puente: un puente del cielo a la tierra para el Hijo de Dios, y un puente de la tierra al cielo para nosotros.

En el libro de los Diálogos de Santa Catalina de Siena, Dios Padre le explica cómo, después de la caída de Adán y Eva, un gran diluvio de pecado separó a la humanidad del cielo. Pero, deseando nuestra salvación, el Padre dice: “Y así, queriendo remediar vuestros grandes males, os he dado el Puente de mi Hijo, para que, pasando por el Diluvio, no os ahoguéis”.

El 8 de junio ordenaré a los nuevos diáconos permanentes de la Arquidiócesis de San Luis. Los diáconos también están destinados a formar una especie de puente. Como dice un autor: “El diácono se para en el altar y prepara los dones con las manos limpias, pero también se para donde la necesidad práctica es mayor, ensuciándose mucho las manos… Al estar visiblemente en casa en ambos lugares, el diácono encarna el gran mensaje del Vaticano II, es decir, que el mundo entero está absorto en lo que sucede en el altar y que el sacrificio del altar se celebra para la santificación del mundo entero”. Los diáconos son ordenados para este tipo de construcción de puentes entre los misterios de la fe y el mundo. Pero los diáconos también están llamados a ser testigos vivos: ¡este tipo de construcción de puentes no es solo suyo, sino que es un elemento de la identidad de toda la Iglesia!

El 7 de junio celebramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Como diócesis natal de Santa Rosa Filipina Duchesne, una religiosa del Sagrado Corazón, ¡esta fiesta debería ser especial para nosotros! El corazón de Jesús llama al corazón de cada persona en el mundo. Pero Él nos pide, con nuestras vidas, que sirvamos como puentes entre Su corazón y los corazones de todos.

En una serie de momentos de “ahí se los dejo” que leemos en el Evangelio esta semana, Él nos enseña algo importante sobre cómo hacerlo. Los “influyentes” de la época de Jesús están tratando de arrinconarlo. “¿Debemos pagar el impuesto del censo al César o no? Una mujer había estado casada con siete hermanos; En la resurrección, ¿de quién será esposa? ¿Cuál es el mandamiento más grande?”

En todos los casos, a Jesús se le ofrece una serie de falsas alternativas: no importa cuál escoja, Él se causará problemas a Sí mismo, y Sus interrogadores le causarán problemas a Él. Pero en todos los casos, debido a que Él juzga por la lógica celestial, Jesús se eleva por encima de las falsas alternativas y escapa de la trampa.

¡Hay una lección para nosotros en eso! Los influyentes culturales de hoy en día también intentan arrinconarnos. Al igual que Jesús, necesitamos juzgar las cosas por los estándares del cielo y elevarnos por encima de las falsas dualidades de la lógica mundana. Cuando lo hacemos, no estamos rechazando el mundo; Estamos construyendo puentes hacia horizontes celestiales. Tratemos de hacerlo más a menudo.