Del 24 al 30 de Julio la Iglesia en los Estados Unidos celebra la semana de concientización sobre la Planificación Familiar Natural (NFP, por sus siglas en inglés).

Para ayudarnos a entender el papel que puede estar jugando la NFP en la sanación y elevación de nuestra cultura, quiero hacerles la siguiente pregunta: ¿Qué debemos hacer con nuestros deseos?

La Cultura tiene una respuesta clara a esa pregunta: ¡Sígalos, son la raíz de nuestro auténtico ser!

La respuesta católica, sin embargo, tiene más matices: ¡Disciérnalos — son una mezcla de cosas!

Algunos de nuestros deseos tienen sus raíces en la naturaleza humana como Dios la ha creado. Como, por ejemplo, deseamos comer, dormir y hacer amigos. ¡Nosotros no podemos, y no debemos, simplemente ignorar nuestros deseos!

Sin embargo, algunos de nuestros deseos tienen sus raíces en la naturaleza humana caída. Por ejemplo, comemos en exceso, abusamos del alcohol y cometemos adulterio. Todos esos ejemplos — y otras muchas acciones pecaminosas — tienen sus raíces en el deseo. ¡De manera que no podemos ni debemos simplemente seguir nuestros deseos!

Finalmente, algunos de nuestros deseos tienen sus raíces en la gracia de Dios. Como parte del don de la vocación, Dios nos da un profundo deseo por el matrimonio, el sacerdocio o la vida religiosa. Este deseo profundo es parte de la forma en la que Él nos dirige a renunciar a algunas cosas buenas con la intención de que abracemos el bien más profundo que Él quiere para nosotros.

Y es por eso por lo que no podemos simplemente seguir todos nuestros deseos. Necesitamos discernirlos: algunos nos llevan a sentirnos realizados y otros no.

Ese es uno de los grandes valores de la Planificación Familiar Natural: Nos ayuda a aprender la disciplina del discernimiento de nuestros deseos. Utilizándola adecuada y completamente, la NFP comienza como un sistema físico que pone atención a la fertilidad de la mujer, eso lleva a una atención psicológica más profunda de nuestros deseos, lo que a su vez lleva a una postura de discernimiento espiritual más profunda. ¡Esa unión de lo físico, psicológico y espiritual es la vida para la que Dios nos hizo!

No nos equivoquemos acerca de eso: ¡Jesús siempre quiere oír nuestros deseos! Sin embargo, eso no significa que Él siempre nos dará lo que queremos.

Algunas veces Jesús le dice “Sí” a nuestros deseos — como hizo cuando Bartimeo le pidió que lo sanara.

Algunas veces Jesús le dice “No” a nuestros deseos — tal como hizo cuando Santiago y Juan le pidieron sentarse a su derecha e izquierda en Su gloria.

Algunas veces Jesús dice “Todavía no, tengo en mente un momento diferente” — tal como hizo con Abraham y Sarah o con Zacarías y Elizabeth, quienes tuvieron que esperar para tener un hijo.

Y otras veces, Jesús dice “Sí, pero no en la manera en que tú piensas” — como Él hizo con María, a la que se le permitió ser Virgen y Madre.

Nuestros deseos son importantes — ¡eso lo tiene claro la cultura!, pero nuestros deseos no son el principio y el fin de nuestro auténtico ser, o de sentirnos genuinamente realizados. Como católicos mantenemos que nuestros deseos deben manejarse con disciplina y discernimiento.

Somos bendecidos al tener una comunidad importante de médicos, enfermeras y practicantes de la NFP en la Arquidiócesis de San Luis. Lo que ellos tienen que enseñarnos es una lección que puede traer una gran sanación a nuestra cultura. Para aprender más acerca de la NFP visite la página web de la Arquidiócesis en: www.archstl.org/ natural-family-planning